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OSORIO Y EL CHOQUE COSMOCULTURAL

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* El capitán Mirretis convence a su lugarteniente para dejar el platillo volante estacionado sobre ese valle tan verde y manso. Despunta el alba y se emociona al presenciar, por fin, uno de los espectaculares amaneceres terrícolas. Al vivir en un planeta con tantos soles, se pierde la fascinación por fenómenos tan simples. Demasiado estímulo visual. Pero el poderío de un solo astro de fuego arrasando de luz todo a su paso, cegando los colores para luego insuflarles mayor vida, es un espectáculo digno de ver. Y más con el punto de vista privilegiado de estar suspendidos en el aire.  “En lares navarros nos hallamos, Vuesa Merced. Bautizados por gracia del GPS en el nombre de valle de Lizoaín-Arriasgoiti”, dijo el subalterno Kíspur, desempolvando la oxidada lengua que aprendiera durante su última visita al planeta. Logro de un efectivo curso de inmersión imprevisto, preso en la cripta de un castillo.  Un agradable cosquilleo en sus partes íntimas le recuerda la multitud d

LA LUZ. Relato ganador del concurso de l'Associació de Dones del Solsonès 2007 (categ: lengua castellana)

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- I - El papel con que con tanto esmero había cubierto las grietas de los muros que encierran mi mente, hoy se ha quemado definitivamente, dejando al descubierto un armazón endeble y carbonizado. La luz del cuarto de baño es tan potente que me ciega, y mis lágrimas actúan como lupas, multiplicando la agresividad del brillo contra mis ojos. Me solía encantar la sonoridad acuática de la estancia. Pero ahora me siento acorralada como un animal que ha escogido el propio encierro ante la amenaza de los depredadores. Fuera, los gritos de furia histérica se comen los sollozos de dolor, cada vez más débiles y apagados. Son como una jauría de perros enloquecidos devorándose los unos a los otros. En el desorden, una palabra simple secciona mis nervios y me paraliza. Cuchillo. ... Tal vez un deja ese cuchillo o... ¿Qu

BELIAL. Publicado por Libros Prohibidos al ser valorado por el jurado -aunque no finalista- en el III Premio Ripley.

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Acaba de salir mi relato en la web Libros Prohibidos, a quienes agradezco el interés por mi historia. Para los que no lo sepáis, lo presenté al III Premio Ripley y, pese a no ser finalista, me quedé cerquita y estos miembros del jurado contactaron conmigo para publicarlo en su web. Web pero que muy recomendable, por cierto. Os presento el primer acto de mi guion final de curso (qué raro se me hace aún tener que escribir guion sin tilde), en forma de relato. Como cambios sustanciales que habría en la peli -pues he hecho modificaciones- está una técnica de disponer de los cadáveres -mucho más ecológica, novedosa y acorde con la superpoblación- que se me ocurrió hace poco. Pero para eso habría que echarle un ojo al guion. Los que habéis escrito en formato cinematográfico, notaréis enseguida que la parte de los pensamientos de Adrastea ha habido que pasarla a acción totalmente para que se entienda en un hipotético film. Espero que os guste. Y si no os gusta, también agrade

ANTÍDOTO.

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ANTÍDOTO Por María José Orellana Ríos                                                                   I El hombre que hiperventila atrincherado en el laboratorio, se sorprende a sí mismo encomendándose a cualquier entidad incorpórea y superior. Casi descreyendo y renegando de su, hasta ahora, único culto confeso: lo empírico. Las luces de emergencia del edificio aún soportan el asedio. Se cuelan por el cristal de seguridad de la puerta, tiñéndole el rostro de enfermedad. Su cuerpo ya ha sido devorado por los nervios y la inanición: quedará poca cosa para el festín de sus invasores. De hecho, como ya se les parece tanto, le divierte la idea de que pudieran confundirlo con uno de ellos. Una carcajada histérica sacude su esqueleto. Hasta que le llega el sonido de la destrucción ascendiendo por la planta inmediatamente inferior. Arrasando con todo a su paso, van a su encuentro.  Lleno de impotencia, rompe a llorar como un niño. Se fustiga pensando que debería haber huido con lo

GUARDIANA.

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Jamás hubiera pasado desapercibida. Era grande, monumental. De huesos voluminosos, cubiertos por escasa carne tensa, tirante. Sus brazos tenían un aspecto tan pálido como curtido. Correoso como imagino su rostro, que soy incapaz de reconstruir en mis retratos, mucho menos en mi mente. Su pelo caía lacio, deslucido, descuidado, mostrando esporádicamente fugaces ranuras de brillo por ojos. No hay palabras para describir su color. Ni el de sus iris, ni el de su media melena esparcida sobre la frente, ocultando también trazos de nariz aguileña. A veces, asomaba una porción de labio fino, terso apenas colorido y en mueca de repulsión permanente. Diría que era un personaje gris, pero eso no sería exacto. Más bien te paraba el corazón del susto y volvía a camuflarse con el paisaje al instante. Extrañamente llamativa pero hábil tránsfuga. Inolvidable pero indescriptible. Te despojaba de cualquier atisbo de creencia en la realidad, en las leyes de la física, de la